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De las ruedas al hielo (y vuelta)

¿Así que te considerás un patinador respetable sobre ruedas, y te gustaría seguir la moda de probar el patinaje sobre hielo, a ver si en una de esas conseguís llegar a una olimpíada como hicieron otros corredores famosos?
Esta quiere ser una básica, rápida e incompleta guía para iniciar un patinador sobre ruedas a la aventura del hielo, mas que nada para que se haga una idea... que al fin y al cabo no es tan descabellada como podría parecer. En efecto, llevo tiempo rompiendo los quinotos con este temita del hielo (ver acá >>), pero no soy el único: tenemos a José Fazio compitiendo a nivel de Copa del Mundo (que no es poco), y una nueva federación (UVEPA >>) que ya consiguió enviar a Corea un grupito de chicos de Usuahia a cursos con todo pago. No sería una utopía el hecho de contar en nuestro país con una pista reglamentaria y un equipo olímpico en pocos años....
Pero paremos de soñar y vamos al grano. Antes que nada, descartamos por obvios motivos el artístico (mala palabra en esta web), el hockey, y también el short-track, que si bien puede practicarse en la misma pista que los dos primeros y es el mas parecido a nuestro deporte (por espectacularidad y modalidad de competencias), requiere equipamiento mas caro y su técnica conlleva nociones bastante complicadas, lo que lo hace menos inmediato para los principiantes. Por eso nos quedamos con la especialidad long-track (pista larga), que además tiene la particularidad de ser compatible con el patinaje sobre ruta y sus respectivos paseos fitness y maratones competitivas... aunque no lo crean (por ahora).

Después de la gloria olímpica conseguida por Chad y otros como Parra y KC Boutiette, muchos “inliners” se sumaron a la onda del hielo. Este invierno boreal incluso las selecciones nacionales de USA (ver fotos de Linda Wood >>) e Italia llevaron a un óvalo a sus integrantes, con la intención de hacerles probar la emoción de este deporte marginal pero con ingentes recursos. En los EEUU se creó recientemente un programa (conducido por Derek Parra) en el cual corredores in-line que hagan la transición (con buenos resultados, claro) tendrán subsidios y podrán entrenarse con el equipo olímpico, sin dejar de competir sobre ruedas. Que tal?



Selección italiana sobre hielo

Fotos de C. Mariani        

Como les conté en el artículo mencionado >>, ya en los albores del patinaje en línea muchos pudimos notar el beneficio técnico que nos derivó de la práctica del patinaje sobre hielo. Para mi, son dos versiones distintas del mismo deporte, gemelos separados al nacer. Es cierto, la técnica es muy diferente (aunque en apariencia no lo parezca), pero hay tantas similaridades entre las dos disciplinas que me parece ridículo que no se aproveche una de la otra. Así que mi consejo es: por lo menos una vez en la vida, prueben el patinaje de velocidad sobre hielo. En el peor de los casos, aunque no consigan mejorar como patinadores... se van a divertir!

Donde?

En que país hay casi tantas pistas de hielo como canchas de fútbol? Dónde se hacen carreras para todos los gustos y distancias todas las semanas de invierno? Y hasta competencias al aire libre, deslizándose por los canales congelados y pasando por deliciosos campos durante cientos de kilómetros? No hay otra respuesta: Holanda. Que bien se podría llamar Patilandia, por la pasión que despierta este deporte aquí. Después de todo, los holandeses inventaron el patinaje.

Para un país que se podría atravesar patinando de una punta a la otra en un par de días, tiene además una increíble gama de ventajas:
● Los mejores tulipanes, diamantes, molinos y galletitas del mundo entero.
● Posiblemente, también la mejor cerveza del mundo (a pesar de lo que digan los Daneses)
● Un alto porcentaje de las chicas mas lindas del planeta
● Miles de kilómetros de ciclovías perfectamente asfaltadas en una geografía casi completamente plana

Pero claro, tiene que haber también desventajas, de lo contrario estaríamos viviendo todos en Holanda:
● Un lenguaje barbárico e incomprensible, casi peor que el alemán (aunque casi todo el mundo también habla ingles)
● El peor clima de este lado del Polo Norte: esta gente ve mas eclipses de sol que el mismo sol.
● Un menú paupérrimo: el plato nacional son papas fritas con mayonesa, pueden creerlo? Y usan fideos como contorno. Fideos!
● No se respetan los carteles de “no fumar”, salvo en las pistas de patinaje.

Porque para ellos las pistas de patinaje son como catedrales, y el patín es una filosofía religiosa. Escuchar hablar un grupo de holandeses sobre carreras trasciende en un orden de la 4º potencia a cualquier charla entre eruditos argentinos de fútbol. Garantizado.
Además el deporte se ve siempre en las primeras planas de los diarios, tiene sus propios programas de televisión, y sus ídolos ganan buena guita: los mejor pagados después de los futbolistas.

Bueno, pero donde exactamente?
Especificamente, dónde en los Países Bajos podemos encontrar buen patinaje? Hay un montón de óvalos para elegir, en caso de que los canales y ríos del norte no se hayan congelado. Para empezar, tenemos al Wimbledon del patinaje, que se encuentra en Heerenveen y se conoce afectuosamente como Thialf (www.thialf.nl).


Thialf: Catedral del Hielo


Además hay otros impresionantes estadios (la mayoría cubiertos) en toda la geografía holandesa: en Amsterdam (www.jaapeden.nl), Eindhoven (www.ijssportcentrum.nl), Deventer (www.descheg.nl), y unos cuantos mas.

Cuando?

Invierno del Hemisferio Norte. Obviamente. Pero si las cosas salen bien y tenemos suerte, un día vamos a poder hacerlo en nuestra Patagonia, durante nuestro propio invierno. Por ahora, tenemos solo la pista chica de Bariloche...

Que llevar?

Patines
Los patines de velocidad sobre hielo no son tan simples como parecen. Las cuchillas deben ser tratadas antes del uso: afilado, pulido, barrido... un montón de cosas raras que no tenemos con los patines sobre ruedas. Así que si conseguimos patines nuevos, necesitamos un experto que nos los prepare antes de usarlos. Es un proceso relativamente barato y que dura unos 15-20 minutos.
Como soy un VIP, los míos fueron trabajados por el Sr. Roy, de Stouwdam Sport, que además de ser un corredorazo de elite, tiene una GRAN personalidad. Luego del preparado, las cuchillas se convierten precisamente en eso: una peligrosa arma mortal. Así que tené cuidado y no las uses para cortar el asado, a menos que seas náufrago en alguna isla perdida del Pacífico o del Tigre.


Roy: la cuchilla mas larga (ampliar la foto, por favor...)

Clap o fijos? Por si no lo sabías, la tecnología “clap” provino del hielo. Si sos un corredor de alto nivel, lo mejor es ponerse directamente un chasis clap, sino es mejor tomárselo con calma y probar cuchillas fijas primero.
Botas: se pueden usar botas de inline con tornillos a 165mm con las chuchillas, si bien no es la situación ideal porque necesitarás apoyos en el tobillo y el pié ligeramente diferentes a los que ofrece una normal bota para chasis con ruedas.

Ropa
Vas a necesitar capas de ropa, como un normal entrenamiento invernal. En la mayoría de los casos, nadie se va a reír de vos si entrás a la pista vistiendo vaqueros, un sombrero de pelo ruso y una camisa hawaiana debajo de una campera de corderoy. Eso si: de ponerse casco ni se hable. Pero como digo siempre, en Roma haz como los romanos... O sea, ponete un enterito (nunca mejor dicho) de entrenamiento. Por menos de 100 euros se consiguen unos muy buenos de lycra pesada con acolchado interior muy abrigado, pero sin capucha. La capucha es solo para los que van rápido!
Además, es bueno ponerse una camiseta abajo del enterito, en lo posible una de esas térmicas. Los guantes son casi obligatorios, pero no por las caídas sino porque los deditos se congelan rápido. Calzoncillos: es mejor ponérselos. Y no es joda. Medias: si se te enfrían los pies fácilmente, es mejor usar medias de lana gruesas, pero lo ideal son normales medias cortas de algodón. Encima de todo eso, es buena idea ponerse también una campera ciclista, y usar un gorro de lana o similar, sino las orejas se te caen a las 2 vueltas. Hay que considerar que al final de una sesión vas a terminar empapado, así que hay que tener un buen recambio de ropa... y maquillaje sobre algún disfraz, por si tu sesión fue particularmente patética.

Otras cosas
● Mucho agua para hidratarse, además de una generosa dosis de bebidas alcohólicas para entrar en calor. Bueno, olvidate de esta última si sos serio respecto al deporte, pero no la descartes del todo.
● Una barrita de cereal o de chocolate puede ser de ayuda
● Un amigo o dos: diversión al cuadrado
● Plata: la entrada a las pistas cuesta alrededor de 5€, pero se pueden hacer abonos semanales o mensuales. Ni se les ocurra colarse, como buenos argentinos.
Además, uno nunca sabe cuando una holandesa puede aceptar sus repetidas invitaciones a tomar una cervecita (la marca “Palm” es una de las favoritas, y hace quedar bien – nada de Heineken, a menos que la mina ya esté en pedo).

Como?

Antes de empezar
Siempre que tu técnica in-line sea decente, no recomendaría probar esto en soledad. Por supuesto que nos encontraremos docenas de simpáticos holandeses que con mucho gusto nos van a ayudar en cualquier óvalo, a todas horas del día (menos a la mañana temprano, cuando entrenan los profesionales). Pero mi consejo es tener al lado un experto que vaya dando indicaciones de lo que hay que corregir desde los primeros pasos. De lo contrario, la experiencia puede convertirse en una mala aventura, inútil y frustrante.
Yo tuve la suerte de ser asistido nada menos que por varios patinadores muy conicidos, quien conociendo lo mejor de ambos mundos tienen la experiencia suficiente para convertir un burro serrano en un elegante y veloz patinador sobre hielo. Bueno, casi.

Si en cambio sos rico y sexy como Pascal Briand o Thomas Boucher, te va a tocar alguien como Jildou Gemser, una entrenadora de clase mundial que además de tener unas fabulosas nalgas, es capaz de determinar en un par de vueltas si sos material olímpico o una bolsa de trapos sucios. En toda su experiencia con corredores de elite que se pasaron al hielo, Jildou te aconseja cuando pruebes el hielo por primera vez: “Olvidate todo lo que sepas sobre ruedas, patiná como si fuera la primera vez en tu vida”. Lo que considero un axioma válido, pero su inverso no funciona... ya lo demostraré al final de este artículo.


Jildou: Maestra!


Después de dejarme dar un par de vueltas atrás de él (mas no aguanté) Mounsier Briand fue todavía mas específico en su consejo: “Tomátelo con calma. Sobre ruedas el empuje es cuestión de una cadencia rápida y potente. Sobre hielo, el deslizamiento es de importancia capital, así que es mejor que hagas pasos largos y eficientes, para maximizar tu empuje”. A lo mejor por eso me encontré tan bien patinando sobre hielo, ya que siempre me gustó el paso largo sobre ruedas...
En fin: los campeones franceses viven y entrenan en Heerenveen, como sus compañeros suizos de equipo Alain Gloor y Roger Schneider (quienes se desempeñan bastante bien en el circuito nacional de maratones sobre hielo). Otros nombres famosos de inliners compitiendo en Holanda son Tristan Loy (por varios años fue imbatible en las maratones), Cedric Michaud, Arjan Smit, Foske Tamar, Elma De Vries (la mejor en esta temporada), Nadine Gloor y, bueno… yo. También hay que decir que Chad, Shani Davis, Derek Parra y los demás campeones USA (además de algunos Canadienses) compiten -o lo hicieron- por mucho tiempo en este país.

Además, fue una sorpresa encontrarme a Valentina Belloni en Thialf, aunque ella no estaba compitiendo porque se está dedicando a convertirse en entrenadora. Todavía mas sorpresivo fue descubrir que tiene un novio holandés. Si, es verdad: un novio holandés, que para un italiano es como decir cocinero alemán, o fabricante de autos portugués. Me imaginaba que el tipo debería tener una GRAN personalidad para lograr conquistar una mina así, y en efecto se me aclaró todo cuando me dijeron como se llama: Ingmar Berga. No, no es joda: miren acá >>
Ah, a propósito: Vale le manda saludos al “Negro” Trinaroli. No quise ahondar en detalles.


Vale, la Señora de Berga

Subite al hielo!
Ajustate las botas y subite al hielo. Es como estar parado en un espejo! Muy útil para depilarse las partes íntimas, si no fuera tan jodidamente frío. Mantené la misma posición que sobre ruedas (o mas bajo si podés), y empezá a hacer esos ejercicios tontos para principiantes, como los empujes cortos laterales sin levantar la cuchilla de la superficie, o cruzando un patín frente al otro alternadamente. Eso es solo para sentir la bota y la cuchilla sobre el hielo con los pies. Tenés que adaptarte a la nueva situación, y hay que darle tiempo a ese proceso.
Cuando te sientas suficientemente seguro, doblá las rodilla (a 90º, por favor), ponete las manos atrás y empezá a patinar como se debe. Poné el peso del cuerpo en el medio de cada pié, y –esto es fundamental- trabajá en la transferencia alternada de peso por medio de la cadera de un filo al otro de las cuchillas. Suena como el doble empuje, no? Pero no es lo mismo. En fin, si no lo notaste, en las cuchillas también tenés 2 filos, como en las ruedas: solo que acá el filo es todavía mas importante porque es lo que efectivamente "corta" al hielo, y provee el necesario soporte al cuerpo... con la diferencia de que la fricción es infinitesimal comparada con la de las ruedas sobre el asfalto/cemento. Dejá entonces que el acero corte al hielo por un laaaaaaaaaargo tiempo hasta que observes el inicio de la pérdida de momento: ahí es cuando se inicia la trasferencia del peso de un filo al otro por medio de la cadera, y acto seguido empujá lateralmente (en vez de hacia atrás). En poco tiempo te vas a dar cuenta del gran contraste con las ruedas: el deslizamiento rápido y suave a cambio de una fracción del esfuerzo, el aire pasando por tus oídos como único sonido (a menos que tengas clap!). Ninguna vibración, ningún salto, nada de piedras o ramas... aunque no puedo decir nada de huecos. Ya van a ver porqué.
Y las curvas! La técnica de cortar las curvas probablemente es lo mas difícil para un patinador que viene de las ruedas, siendo acá la diferencia entre los dos deportes de una magnitud superior respecto al paso-empuje. Tenés que inclinar el tronco a un ángulo muy preciso (y ajustado), sentándote en la pierna interna, pero los hombros no tienen que estar completamente echados hacia el interior de la curva como sobre ruedas, porque como la velocidad es mucho mayor (casi el doble!), las fuerzas en juego son mayores. Así que el secreto es: cortá profundo con los filos interiores, sentate en la pierna izquierda, y dirigí la mirada hacia el exterior de la curva mientras la vas tomando (al contrario que sobre ruedas). En la medida en que consigas dominar las curvas apropiadamente, vas a sentir lo increíble: que estás realmente acelerando a la salida de la curva, sin hacer mas esfuerzo!

Bueno, pero... tanto kilombo para eso?
No, claro que no. Pero no puedo sintetizar mas que eso en un artículo de esta clase, y hay tomos muy gruesos publicados sobre la técnica del patinaje de velocidad sobre hielo. Si todavía no me creés, te doy una lista de las discrepancias entre este deporte y el nuestro:

Entes governativos con alto nivel de profesionalidad entre sus dirigentes

Perfecta organización de carreras y torneos

Un chip brindado por la federación guarda los datos de todas tus carreras y entrenamientos, por toda la temporada y en todo el país.

Inexistentes problemas arbitrales

Sponsors de multinacionales

Cobertura extensiva de los mayores medios de comunicación

Status olímpico (y los recursos económicos ligados al mismo)

Uniformes muy sexy, gafas super cool, y nada de cascos horrendos

Ninguna cicatriz por caidas (aunque algún cortecito aparece muy de vez en cuando)


No te alcanza?

... ¿Tengo que seguir con la lista? Bah, no hace falta. La conclusión natural es que el patinaje de velocidad sobre ruedas es el primo ignorante y pobre que vive en el campo; y el primo sobre hielo vive en un penthouse del centro y viaja en Ferrari.
Si todavía no te convencí, te voy a dar un ejemplo mas gráfico, utilizando una simple comparación lógica:

------------ HIELO = un buen polvo <=> INLINE = una muñeca de látex (con 2 agujeros) ---------------

(Un famoso atleta rosarino recientemente tuvo ocasión de corroborar al menos la segunda parte de la ecuación arriba ilustrada)


Que tal una carrerita?

Ahora si que entramos en razón. Para tener una idea precisa de lo que es el VERDADERO patinaje de velocidad, apenas uno domine las cuchillas tendría que intentar correr una carrera. Como dije, en Holanda hay una a cada rato, para todos los gustos, tipos y edades. Yo diría que como primera experiencia es mejor evitar las competencias con modalidad olímpica/de Copa del Mundo, a menos que hayas perdido completamente tu sentido del ridículo. Hasta el mismo Chad hizo papelones las primeras veces que corrió este tipo de carreras, y como no sos Chad, te aconsejo que te olvides por ahora del asunto. Aunque según Jildou los inliners la tenemos mas fácil, porque en sus palabras los corredores sobre ruedas son “mas potentes, se adaptan mas fácilmente y tienen mentalidad mas abierta”. Pero como ella misma dice, no cuentes mucho con tu habilidad y talento sobre ruedas, ya que uno de los puntos en común que tienen ambos deportes es que uno nunca termina de aprender y de mejorar la técnica.
Así que tu mejor opción sería una de esas maratones populares que se hacen día por medio en Holanda (además de otros países nórdicos) donde podés participar con cientos de patinadores de todas las edades, géneros y niveles. Al mejor estilo de la WIC!
Eso fue exactamente lo que mis amigos sugirieron para un tronko como yo, así que nos inscribimos a la Deventer Friday Night, una clásica de 100 km disputada el pasado 9 de enero de 2007.

A correr!
No presentamos en el complejo de Deventer Colemshat un poco tarde, casi las 8 de la noche: nos demoraron unas muestras de Heineken, pero tenía que estar en pedo para largarme a hacer algo así. Con nosotros, correrían unos 300 tipos mas. Apenas nos pusimos los patines, la carrera estaba a punto de iniciar (al parecer, nadie hace calentamiento sobre hielo), y yo tenía 3 objetivos en mente:

1 – evitar hacer caer a otros participantes por mi torpeza de principiante
2 – aprender todo lo que pudiera
3 – evitar ser el último... o por lo menos no ser el primero en abandonar

El primero me preocupaba al principio, porque no entendía como íbamos a poder correr cientos de tipos en una pista de 400 mts de largo por unos 10 de ancho sin amontonarnos. La solución se encuentra en tres claramente marcados carriles en el hielo: el interior de color azul, para los misiles (que gritan “houuuuw!” cada vez que algún tortuga interfería con sus trayectorias), el del medio para los patinadores decentes, y el exterior para los tronkos como yo.
Llamaron a la pista, y me coloqué al final de los 300 participantes, en la misma línea de unas abuelitas simpáticas, unos nenes de jardín (con menos miedo que yo) y un grupito de barbudos con sombreros de cow-boy y jarras de Heineken en la mano. Brindé con estos últimos, y me preparé a la largada.
Se disparó el pistoletazo de salida, y antes que se disolviera su eco en el estadio, el pelotón de cabeza me pasó como un huracán. Me llevó unos 10 km ajustarme al hielo por el carril exterior, y buscando alcanzar los objetivos 1 y 2 empecé a practicar por mi cuenta -sin meterme en ningún grupo- todo lo que me enseñaron. Mis amigos tenías incluso tiempo para gritarme su aprobación o mas consejos cada vez que me sacaban otra vuelta con el resto del pelotón. Pero a la media hora de carrera, el pié izquierdo me estaba matando de dolor. Al principio pensé que se debía a mi bota nueva, inaugurada allí mismo. Pero después de algunas consideraciones me di cuenta que el origen de mi dolor era una mala técnica. Cuando empecé a hacer las cosas mejor (y con menos dolor) ya era el momento del primer acondicionamiento de la pista: cada hora y media había que cortar la carrera para que la máquina que alisa la superficie del hielo arreglara los huecos y rayones que los patinadores íbamos haciendo. Nuestros “chips” indicaban que mis amigos estaban cómodamente entre los primeros 50, y que me habían sacado solamente unas 67 vueltas (estaba en el 142º lugar en ese momento, así que el objetivo nº 3 ya se había conseguido). Después de una taza de chocolate caliente, decidí audazmente que era tiempo de elegir un pelotón y meterme en el carril del medio. Si señor!
Los tipos rápidos empezaron la 2º parte de la carrera en el orden en que habían terminado la 1º (gracias al chip), mientras yo optaba por colarme en un grupo de veteranas que parecía tener la suficiente paciencia. Pero en poco tiempo me di cuenta que eran demasiado lentas para mi, a pesar de hacer en cada curva un chillido alucinante con las cuchillas. Eso se arregló cuando Diederick me gritó “sentate sobre la izquierda!”. Desde ese momento empecé a pasar gente como palos de la luz, hasta que encontré un pelotón que iba a la velocidad adecuada, formado por antiguos corredores, duros maníacos y elegantes especialistas, ninguno de los cuales tenía menos de 50 años. Me metí atrás de un grandote que cortaría bien el viento, y me quedé ahí durante infinitos kilómetros. Sin tirar ni un metro, claro. Mirá vos! Lo que acabo de describir es lo que vengo haciendo en los últimos 15 años, en cada una de las carreras sobre ruedas que corrí! Pero a decir verdad, la sensación era mil veces mejor, porque estos patines son mucho mas maniobrables que los de ruedas, y me permiten aplicar pequeños empujes o frenadas de precisión para mantener con mínimo esfuerzo mi lugar en el pelotón. De hecho, acá no existen esos “resortes”, cuando el de atrás te empuja y te ves obligado a empujar al de adelante.
De vez en cuando, un tipo pasaba volando al ras del suelo entre nuestras piernas, especialmente en las curvas: una vez esquivé uno por un milímetro; la segunda vez la víctima se me venía derecho desde la entrada de la curva y me empezó a arrastrar... mi primera reacción fue saltarle por encima! Por suerte frené a tiempo antes de cortarlo en fetas finas, conseguí mantenerme en pié y librarme de él. En general estas caídas no tenían ninguna consecuencia, y el caído se levantaba rápido y sin problemas.
A este punto mi grupo estaba ganando velocidad, y casi sin darme cuenta... estábamos cruzando las curvas en el carril interior! Ya no nos podían sacar la vuelta los misiles, pero esa parte de la pista estaba bastante dañada por su paso. Justo cuando ya me estaba agrandando y pensaba en buscar un pelotón mas rápido, mi cuchilla izquierda se metió entera en un profundo bache a la salida de una curva. La sensación fue similar a la que uno tenía cuando agarraba una piedra con los viejos “quads”: te frenás de golpe en ese pié y salís volando con todo lo demás. En ese preciso instante descubrí otra cosa interesante de este deporte: cuando te caés no hay quemaduras de asfalto, pero te podés romper los huesos igualmente... además de empaparte hasta el alma con agua helada. Me levanté rápidamente, pero en cuanto quise empujar, me pareció que efectivamente algún hueso del lado izquierdo se había fracturado. Además, la velocidad debe haber sido bastante elevada, porque del golpazo quedé atontado un par de vueltas. Uno de los veteranos de mi pelotón hasta se paró a preguntarme si me dolía. “Solamente cuando me duele”, contesté agradecido. Este tipo de cortesía es pan cotidiano en este deporte, al contrario que en el nuestro, donde algún tarado con sobredosis de adrenalina es capaz de frenar y volver solo para darte el golpe de gracia mientras estés en el suelo desangrándote.
Cuando trataba de carburar nuevamente para pegarme a algún pelotón (y evitar el congelamiento), veo con desazón que mi amigo Diederik -el que me llevaba al hotel- estaba abandonando. Sabía que había pasado una semana muy dura entre el trabajo y su nenita enferma, y que le esperaba una carrera importante en Austria al cabo de unos días, por lo que abandonar era lo mejor para él. Ya era casi medianoche, y si yo seguía él me tendría que haber esperado, llegando a su casa no antes de las 2 de la mañana. Ahora, yo nunca dejé una carrera a menos que no haya sido en una ambulancia (o un patrullero). Pero un amigo es un amigo. Así que cuando llamaron al 3º arreglo de la pista y me empecé a desatar las botas, mi grupo de veteranos favorito se acerca y me preguntan que carajo estoy haciendo. Les expliqué mis motivos: fueron muy amables en preocuparse por mi salud después de la espectacular caída (“desde 1965 no veíamos algo así!”), me felicitaron por mi propósito... y se me cagaron de risa por “la mas absurda excusa para abandonar una carrera” que jamás habían oído. Todavía me muero de la vergüenza, pero aún así quedé en 140º posición, mas o menos a mitad de la clasificación. La historia de mi vida, bah.

Fue una experiencia extraordinaria (hice casi 50 km!) y la hubiera repetido al día siguiente, si no hubiera sido por los dolores en todo mi lado izquierdo (por suerte nada roto, pero tenía un mapamundi de moretones, el mas chico del tamaño de Africa). Para serles honesto, lo haría todas las semanas -menos la caída y el resfrío, en lo posible-, especialmente la versión para velocistas (series de 2x100 mts y 2x300 mts, por ejemplo).
Estoy considerando seriamente la posibilidad de irme a vivir a Holanda en invierno... y a Colombia en verano!


El Autor. Con capucha, ojo

Regreso a las ruedas

Después de todo lo que llevo dicho, no se confundan: siempre he sido un amante de las ruedas y siempre lo seré. Cuando terminó mi aventura sobre hielo y de vuelta a mi pistita de 75 metros, la primera vez que volví a patinar sobre ruedas me sentí como si le hubiera puesto los cuernos a la patrona.
La indulgencia en los placeres de la carne y otros pecados capitales es una de mis especialidades, y esto no fue muy diferente: después de tener una tórrida aventura con una rica, apasionada y aristocrática señora, es bueno volver a casa a los brazos de tu neurótica y aburrida, pero adorable y comprensiva dulce mitad.
Así las cosas, si sos serio hacia una de las dos, de verdad tenés que asegurarle un compromiso total a la que elijas, porque nunca vas a poder poseerlas del todo y simultáneamente a las dos.

En conclusión:
● Si sos un talentoso y joven campeón sobre ruedas, probá hielo cuanto antes. Si hasta un veterano mediocre como el que abajo firma pudo ver en un par de sesiones la grandiosidad de la Señora Hielo, vos tenés buenas probabilidades de llegar muy lejos. Pero andá haciéndote a la idea de que vas a tener que trabajar muchisima técnica, entrenar mucho mas duro y hacer muchos mas sacrificios acá que sobre ruedas. ¿Tenés lo que hace falta?
● Si sos una vieja gloria de los “quad” o un corredor ocasional, sobre hielo tenés la posibilidad de sentir ese conocido “shot” de adrenalina, con mucho menos peligro y mucha mas diversión.
● Si sos un patinador recreativo/fitness y querés probar algo nuevo/distinto, de esto no te vas a olvidar nunca!
En cualquiera de los casos, con suficientes recursos y un adecuado programa de entrenamiento, tiene perfecto sentido alternar algo como la WIC con carreras sobre hielo (ya sea por diversión o competencia verdadera), considerando que no puede haber mejor cross-training que entre estas dos disciplinas (o variantes de la misma).
¿Así que, que estás esperando? A conseguir unas cuchillas!

Y acordate: puede ser verdad que, como dice Jildou, todo lo que previamente te haya servido sobre ruedas quizás no te ayude sobre hielo la primera vez que entres en un óvalo helado... O que incluso habiendo probado, no te haya gustado. Pero por favor, traé de vuelta al patinaje sobre ruedas todos los beneficios que puedas haber ganado en el otro: un mejor entendimiento de la técnica, cortesía y amistad hacia tus colegas corredores, y una total seriedad en lo que respecta a cada aspecto de tu propio deporte.

Gracias a:

● Marjolein, Diederik, Robin & Stijn Hol
● Jildou Jemser y Pascal Briand, por sus consejos
● Marisa Fregonese (la patrona), que hizo posible este viaje  

Marcello Bresin
©PatinArgentino.com

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